La cultura tiene muchas manifestaciones, pero el medio por el que se hace efectiva fundamentalmente el hombre es un ser que trabaja por que coexistes con el mundo físico. Lo primero que debe que se debe decirse del trabajo por tanto que es una necesidad no solo para sobrevivir si no para vivir como hombres. No existe otro modo, no parece posible evitarlo, incluso una vez inventada la maquina que en buena medida realiza lo que antes debían de hacer los hombres mujeres. En la ultima instancia detrás de la maquina esta el hombre tanto para diseñarla y fabricarla como para controlar su funcionamiento y repararla.
El trabajo se caracteriza por que es el modo de producir, y el producto no es otra cosa que “la introducción de una idea en el mundo físico”. En cierto modo al trabajar interferimos en la naturaleza, pero no para desordenarla y dar lugar a un caos, si no para configurarla de un modo nuevo y, por tanto, transformarla y reordenarla, ósea, para darle una nueva finalidad. De este modo el mundo físico se asocia a los proyectos humanos y, en último termino al destino de la persona.
El trabajo es una necesidad. Esto ha hecho pensar que carece de dignidad o que rebaja la persona, enredándola en una tarea que la distrae de su verdadero fin o incluso le impide lograrlo. Los trabajos manuales los que exigen un mayor esfuerzo físico, han sido, durante siglos, propios de esclavos o de siervos, no de personas libres. Esta visión negativa esta en buena medida superada, aunque aun es preciso luchar contra ella. Todo trabajo, por humilde que parezca es una manifestación de la racionalidad y la libertad humana, y por tanto, de la dignidad de la persona, el sentido trascendente de su vida si por desgracias a veces no es así, se debe más al abuso de unos hombres sobre otros que a la naturaleza misma del trabajo.
